Precavido


Después de acabar un cigarrillo, lo apagaba con prolijidad en la lengua; luego procedía a meter la colilla en su boca y masticarla lentamente junto con los crujientes trozos de cenizas. Como este extraño hábito le ocacionó con el tiempo un agudo ardor en el estómago, se vió obligado a cambiar su costumbre: ahora, antes de comer las colillas, ingiere antiácidos.

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